Respetando la validez del tipo de cliente de un cliente de bricolaje frente al cliente que elige el servicio de un Profesional, la diferencia se resume básicamente en la capacidad de presupuesto diferente entre ambos. Hay que dejar claro, que las diferencias de presupuesto conllevan siempre unas prestaciones y garantías muy diferentes. De manera que, en muchas ocasiones, un presupuesto económico tiene un final no deseado puesto que las expectativas que se esperaban no se ven cumplidas, bien por la durabilidad o por la baja calidad que lógicamente se recibe.

En la mayoría de los casos, en los productos no hay grandes secretos. Si un producto tiene un coste mayor, efectivamente se trata de un producto de mejores prestaciones y durabilidad.

Hay que notar que los materiales de calidad no suelen tener presencia en el mundo del bricolaje, debido a que el cliente de bricolaje, suele buscar un precio más económico, mientras que se prescinde del uso de mano de obra profesional, de modo que, aunque pueda ser un buen material, en malas mano, puede ser un fracaso, con las correspondientes devoluciones y gastos no deseados.

La presentación y la escenificación de los materiales en espacios de bricolaje y del posible acabado es clave en la conquista de este perfil de cliente por parte de los grandes centros de bricolaje, que busca una solución aparente, pero con poco gasto.

En el caso del ámbito profesional, el procedimiento es muy diferente, ya que el cliente desea una solución alejada de problemáticas y conseguir rápida, limpia y eficazmente el resultado deseado, primando tanto la presentación y calidad ofrecida, como el procedimiento de ejecución para el éxito del trabajo a realizar. El precio es un factor relativo y con el resultado obtenido, el cliente olvida la inversión realizada, disfrutando a lo largo del tiempo la calidad del trabajo bien realizado con materiales de calidad.

En las últimas décadas, el consumidor ha recibido una masificación de marketing publicitario, donde se le inculca que acudir a las grandes superficies de bricolaje es un plus para su economía, siendo bombardeado mediante publicidad impresa y anuncios multimedia, con imágenes idílicas de una reforma terminada, un electrodoméstico, una ambientación con suelos, paredes, cortinas… que, aunque son genéricas y poco ajustadas a la realidad de la vivienda de cada cliente, suelen ser junto a la oferta económica, la decisión de compra para los clientes. Si además se le suma, la facilidad de aparcamiento, aunque haya que desplazarse en ocasiones varios kilómetros, el ocupar la tarde viendo otros artículos, sirve nuevamente de motivo para acudir a estos espacios de bricolaje, que supuestamente están atendidos por profesionales del sector cualificados, pero que curiosamente su labor es la de vendedor y con no muchos años de experiencia en los materiales que venden, puesto que si fuesen profesionales, no estarían allí como dependientes de su sección.

Digo esto porque la diferencia entre Profesional y Bricolaje (Hágalo usted mismo), existe y el mundo del Bricolaje con su gran presupuesto para publicidad, gana la partida, confundiendo los términos, de modo que el bricolaje pone en tela de juicio el uso de profesionales, para conquistar a los clientes solo por el factor ahorro económico, cuando verdaderamente en muchas ocasiones no es así.

Los buenos profesionales, son filtros de calidad y eficacia de los materiales, puesto que son uno de los factores de éxito en su labor, y en muchas ocasiones utilizar un material y no otro, eleva su cache y fama. Ningún buen profesional desea ser marcado por los clientes insatisfechos, por la calidad del producto recomendado. Dicho esto, el buen profesional dada su experiencia suele prever posibles problemas, invisibles para el cliente y adelantarse a la aparición de estos, con el consiguiente ahorro en disgustos y dinero.

Imaginemos que hay que colgar un simple cuadro, pero el profesional lleva una taladradora con detector de metales, a fin de evitar que al taladrar para poner un taco y su alcayata una tubería o línea eléctrica, sea perforado generando una avería. Ahora imaginemos que el cuadro será colgado con una alcayata para clavar directamente a la pared, mediante el golpeo con un sencillo martillo que el usuario no profesional dispone, y le acierta a la tubería o la línea eléctrica.

Bien. Lo mismo no sucede este imprevisto, pero un buen profesional siempre lo contemplará. (En ocasiones al aprendiz antes de ser maestro, se vio en esa situación)

Elevar donde merece y distanciar el perfil del buen profesional y el del bricolaje es muy importante, ya que de ello depende que se note la diferencia. Lo que no se ve, en muchas ocasiones no existe.

Los buenos Profesionales, sean ejecutores, prescriptoras, decoradoras…. tienen un plus añadido, ya que permite al cliente dedicar su tiempo a sus actividades propias, en lugar de ocupar su tiempo en temas desconocidos por él, con falta de criterio y que en muchas ocasiones esa inversión de tiempo no les compensa, y por ello se asumen con lógica unos costes diferentes, dentro del presupuesto que deciden dedicar al proyecto.

Los enfoques del cliente nacen de manera diferente:

Bricolaje: Necesito decorar mi casa, que tenga buena apariencia y no quiero gastarme mucho dinero.

Profesional: Necesito decorar mi casa, pero no quiero o no tengo tiempo para aprender de diferentes materiales, quiero una solución adecuada, con garantías, duradero y sin preocupaciones.